Add parallel Print Page Options

20 ¡Escuchen, oh mujeres llorosas, las palabras del Señor! Enséñenles a gemir a sus hijas y vecinas, enséñenles los cantos funerarios porque los van a necesitar. 21 Porque traicioneramente la muerte se ha metido por la ventana en sus hogares, ha quitado la vida a la flor de su juventud. Ya no hay niños y niñas jugando en las calles, ya no hay jóvenes que se reúnan en las plazas.

22 Diles esto, dice el Señor: Los cadáveres serán esparcidos por los campos como si fueran estiércol, como se hace con las gavillas tras la siega, y nadie los sepultará.

Read full chapter